Solíamos quedarnos , junto con mis hermanas, a cenar . Pero lo mas divertido de comer con el abuelo no era la comida sino cuando terminabamos porque llegaba el tiempo de las historias de terror. Esas historias de campo: la luz mala, el lobizon...
Siempre eran las mismas historias y el miedo era exactamente igual cada vez.
El disfrutaba contando mientras nos veía las caritas de espanto y a nosotras nos encantaba escucharlo.
Luego nos acompañaba a cruzar la calle y tras un triple :
-"Chau Abue, que sueñe con los angelitos."
corríamos desaforadas, apenas unos metros, hasta casa. Terriblemente felices!
Recuerdo su andar cansado, su enorme y profundo amor a los caballos...
Abue ¿ cuantos caballos te regalo Dios? No me digas nada, se que muchos.
1 comentario:
Hola y bienvenida a la blogosfera! gracias por pasarte por mi blog y comentar asi te he podido seguir hasta el tuyo :-)
es muy bonito que hables asi de tu abuelo y que tengas recuerdos tan bellos. un fuerte abrazo
xox
ps: los amigurumis en el jardin son muy lindos!!
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